Estoy asistiendo a un curso de payaso y hoy nos han dado un texto que creo que merece la pena compartir. Fue escrito por Pepe Viyuela y dice así:
La nariz de payaso es un hermoso parásito que se alimenta de su sangre y la filtra a través, devolviéndola a su cuerpo en cada latido y contagiándole locura. No es otra cosa que un alambique de enajenación, que hace girar vertiginosamente la sangre del payaso en su interior de luna roja hasta convertirla en chiribitas de demencia; de modo que al ser devuelta a las venas, transfiere al hombre el sentimiento de vértigo y desequilibrio que caracteriza al payaso. Agente de transfusiones aéreas que llenan de ilusión el cerebro y lo vacían de peso, confiere velocidad al torrente sanguíneo, llenándolo de pequeños veleros, con lonas de seda infladas por el viento de la esperanza de un mundo estrafalario y flexible. Se trata de un parásito consentido y codiciado, con antecedentes y forma de astro, que abre su boca sin dientes para abrazar-morder las incautas narices del enamorado de la sonrisa de los otros. Una vez mordida por ella, la víctima cae en un trastorno infantil que trastoca sus valores y le lleva a pintarse el rostro, vestir zapatones, trajes de colores y a buscar otros a quienes contagiar la locura de la risa; esa danza espiritual que transforma a los hombres en música y les provoca dolor de vientre y cansancio en las quijadas. Nadie está libre de una nariz roja, y en cualquier instante podemos ser objeto de su asedio. Se agazapa en los bolsillos, en los estuches o cajones de maquillaje y , bajo una apariencia inofensiva, nos invita a un abrazo, sin que sospechemos nunca de las consecuencias que ello habrá de tener para nosotros.
La nariz de payaso es un hermoso parásito que se alimenta de su sangre y la filtra a través, devolviéndola a su cuerpo en cada latido y contagiándole locura. No es otra cosa que un alambique de enajenación, que hace girar vertiginosamente la sangre del payaso en su interior de luna roja hasta convertirla en chiribitas de demencia; de modo que al ser devuelta a las venas, transfiere al hombre el sentimiento de vértigo y desequilibrio que caracteriza al payaso. Agente de transfusiones aéreas que llenan de ilusión el cerebro y lo vacían de peso, confiere velocidad al torrente sanguíneo, llenándolo de pequeños veleros, con lonas de seda infladas por el viento de la esperanza de un mundo estrafalario y flexible. Se trata de un parásito consentido y codiciado, con antecedentes y forma de astro, que abre su boca sin dientes para abrazar-morder las incautas narices del enamorado de la sonrisa de los otros. Una vez mordida por ella, la víctima cae en un trastorno infantil que trastoca sus valores y le lleva a pintarse el rostro, vestir zapatones, trajes de colores y a buscar otros a quienes contagiar la locura de la risa; esa danza espiritual que transforma a los hombres en música y les provoca dolor de vientre y cansancio en las quijadas. Nadie está libre de una nariz roja, y en cualquier instante podemos ser objeto de su asedio. Se agazapa en los bolsillos, en los estuches o cajones de maquillaje y , bajo una apariencia inofensiva, nos invita a un abrazo, sin que sospechemos nunca de las consecuencias que ello habrá de tener para nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario